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jueves, 31 de octubre de 2013

CAPITAL RIESGO: SIEMPRE ES MEJOR INFORMARSE

Recientemente explorábamos las posibilidades de financiación que tienen los emprendedores, y comenzamos a centrarnos en cada una de ellas. Hoy es el turno del Capital Riesgo, modalidad por la que apuestan incluso algunos organismos estatales como ENISA o ICO a través de sus fondos respectivos diversificados en entidades colaboradoras.

Pero, ¿qué es el Capital Riesgo? Lo primero es definirlo correctamente: un error recurrente en España es entender el Capital Riesgo como una única cosa, cuando de hecho es sólo una de las posibilidades. Una cosa es el Private Equity (se invierten grandes cantidades en empresas de todos los ámbitos, usualmente para hacerse con el 100% de la misma, en operaciones esporádicas y muy estudiadas) y otra el llamado Venture Capital o Capital Riesgo (se invierten cantidades menores en proyectos emprendedores, normalmente asociados al sector de las nuevas TIC, exigiendo a cambio cierto poder de decisión en los consejos de administración, realizando un buen número de inversiones al año, diversificándolas).

Apostar por un fondo Venture Capital conlleva una serie de consecuencias para el emprendedor, que necesita conocer sobre todo, cuál es la valoración de su empresa antes y después de las rondas de financiación. Una posibilidad que los emprendedores deben contemplar antes de recibir los fondos de cualquier VC, es la del Option Pool, mediante la cual los empleados se aseguran una participación directa en las acciones de la Start-up en el futuro. 

Un instrumento que facilita la valoración de la Start-up en fase semilla, es recurrir a la “deuda convertible”, esto es, retrasar dicha valoración hasta que la empresa se encuentre en una fase más madura. Esto posee un hándicap importante, deja al inversor en una posición favorable: la deuda convertible se suele convertir en acciones a través de las denominadas rondas de financiación “capped” mediante las que el accionista pasa a ser Preferred Stock (accionista preferente), con ciertos privilegios como poder liquidar la empresa, por ejemplo.

Esto cobra especial relevancia cuándo el fondo de VC intenta rentabilizar su capital invertido; no hay que olvidar que su objetivo final es vender la empresa, siendo los accionistas preferentes los que antes recuperarán el dinero si las cosas van mal. Igualmente, si las cosas van bien, también serán ellos quienes maximizarán sus beneficios, a través de los derechos pro-ratio, que permiten a los inversores mantener el control de la Start-up. Previsiblemente, y si el desarrollo de la empresa es óptimo, los inversores querrán aumentar su participación (y por ende, su rentabilidad), lo que a menudo diluye las Option Pool de los fundadores, dejándoles como meros comparsas en la actividad que ellos mismos comenzaron. Esta situación puede desembocar incluso en su propio despido por parte del consejo regulador, sobre todo si el devenir de la Start-up no es bueno y toca rendirles cuenta.

En resumen, siempre es mejor informarse bien ante este tipo de operaciones y las consecuencias que su aceptación pueda conllevar para el emprendedor.

Cabe destacar que el número de operaciones realizadas por los inversores en Venture Capital en España se ha incrementado un 41%, un número mayor a las realizadas por los Business Angels y aceleradoras (teniendo en cuenta que la inversión ha caído en el primer semestre del 2013, claro está).

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